sábado, 18 de octubre de 2008

LA DESESPERANZA APRENDIDA

Escribe: MN Pedro García Toledo

Ante el anuncio de que Perú no iría a la Olimpiada de Dresde, la frustración vuelve a echar su manto de desesperanza sobre el alma de los ajedrecistas.
Sólo un milagro nos permitirá asistir a la 38º Olimpiada de Dresde, Alemania, que empieza el próximo 12 de noviembre. El Presidente de la Federación Deportiva Peruana de Ajedrez, Milton Iturry, en reciente declaración ha señalado que “el IPD no estaría en condiciones de subvencionar dicho viaje”. (Torre64. “Deslindando responsabilidades”, 07.10.2008).
La frase no es clara porque ese “no estaría” se encuentra escrito en condicional. Es decir, se trata de ¿esperanza, diplomacia o de un vayan haciéndose la idea del fracaso?
La posibilidad de que una empresa privada nos eche algún dinero salvavidas resulta harto difícil faltando menos de un mes y en un deporte que no rinde dividendos empresariales. Peor cuando nuestro mejor crédito, el GMI Julio Ernesto Granda, no va a participar.

RÉCORD DE PARTICIPACIONES
Va a ser una gran pena para nosotros la ausencia de Perú en la máxima competencia mundial por equipos cuando ya veníamos participando sin falta desde 1986 (ver cuadro adjunto). En esa oportunidad, un magnífico team, representado por Julio Granda Zúñiga, Orestes Rodríguez Vargas, Juan Reyes Larenas, Javier García Toledo, Manuel Gonzales Bernal y Henry Urday Cáceres, realizó la mejor actuación de su vida: 7º-12º / 108 equipos.
Ni siquiera cuando enfrentamos la grave crisis institucional de la FDPA en el 2006 dejamos de asistir a la máxima justa por equipos en el orbe. Atestiguo el enorme esfuerzo que realizó la Comisión Transitoria, presidida por el abogado Marcos Balcázar y secundada por el MI Mario Belli Pino, para enviar equipo. Verdad que se hizo en condiciones heroicas y en un mar de críticas, al punto que salieron lastimados el MI Carlomagno Oblitas Guerrero y Miriam Calle. Pero se asistió a Turín, Italia.

Historia de la asistencia de Perú a las Olimpiadas Varones
(Ver en http://torre64.com/modules.php?name=News&file=article&sid=7447 )

LOS DAÑOS PSICOLÓGICOS
Nada es más descorazonador para un ajedrecista de alta competencia que luchar una clasificación y quedarse con los crespos hechos.
Esta desazón afecta al jugador en el momento mismo, pero también causa daños psicológicos en su deportividad. Me explico. Al trago amargo de la frustración le sigue una actitud mental defensiva. En adelante no pondrá todo de sí para una clasificación. Entrenará menos. Se ahorrará esfuerzos. Los psicólogos llaman a la adquisición de este freno y pesimismo: “la desesperanza aprendida”.
Perú debutó como equipo en la Olimpiada de Buenos Aires 1939. A partir de ese momento se generó una natural expectativa e ilusión. Sin embargo, sus nuevas presentaciones siempre fueron un tema de cara o sello. Los jugadores se debatían en interrogaciones de angustia “¿viajaremos?”. Y en vez de estudiar o entrenar estaban en otra cosa.
Por lo que a mí respecta, recuerdo que los selectivos de 1968, 1974, 1976, 1980, 1982 y 1984 constituyeron dolorosas decepciones para los ajedrecistas clasificados, incluida mi persona algunas veces.
Felizmente, a partir de 1986 la asistencia de Perú a las Olimpiadas ha sido impecable. Es más, últimamente asistíamos con equipo femenino. La sombra de la frustración parecía haber quedado atrás.
Porque organizar un torneo selectivo y luego decirle al deportista “no”, es un asunto muy serio. Constituye una grave falta a la ética deportiva, a la moral del jugador. Ese pesimismo afecta no solamente al ajedrecista. Afecta también a su entorno. La comunidad se ve ensombrecida por la impotencia.

EL BOCHORNO DEL DIRIGENTE
Valgan verdades, también el dirigente siente su fracaso y que decepciona a los demás. Organizó las series clasificatorias, ilusionó a todos y ¿para qué? Para que el Instituto Peruano del Deporte (IPD) le diga “no hay plata”. Y esa noticia, cual heraldo negro, él tiene que retransmitirla a la gente. Entonces recibirá furiosos adjetivos: “incapaz”, “fracasado”, “tienes que gestionar con las empresas privadas”, etc.
El dirigente siempre corre ese riesgo. Porque papá IPD en verdad es un padrastro frío que niega los recursos amparado en el anonimato de la burocracia. En cambio, el dirigente de la Federación tiene que dar la cara y pasar bochornos.
Definitivamente, no asistir a la Olimpiada es un daño importante para toda la comunidad: deportistas, familiares, amigos, colegas, simpatizantes y dirigentes.
Milton Iturry ya tiene dos dudosos galardones: la organización de los Campeonatos Nacionales más bajos en la historia. Y, si ahora Perú no va a la Olimpiada, agregará un nuevo récord a su back ground. No lo culpo, pero será recordado como el Presidente FDPA que rompió la asistencia in a row de Perú a las Olimpiadas.

GASTAR EN LO ESTRICTAMENTE NECESARIO
Por ello, es elemental para una Federación tener una política correcta ante la escasez y los potenciales recortes presupuestarios. Los pocos recursos deben gastarse en lo estrictamente necesario. Una Federación deportiva pobre no puede desgastarse en actividades mil. Los magros recursos asignados no pueden fragmentarse al punto que se hizo todo y nada al mismo tiempo.
Hay que restringirse a realizar unas pocas cosas, pero bien. En ese sentido, la prioridad de una Federación es la alta competencia. No verlo así es confundirse en el rol social de la organización deportiva máxima. El poco dinero que da el IPD debe gastarse en la representación nacional.
Propongo las siguientes medidas a fin de minimizar las frustraciones históricas.

1. Declarar prioridad presupuestal la alta competencia:
a. Campeonato Mundial y las Olimpiadas
b. Campeonato Nacional

2. Restringir el gasto en todas las demás actividades
3. Generar recursos propios

Fuente: http://torre64.com/modules.php?name=News&file=article&sid=7447

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